dijous, 18 de setembre del 2014

ITERA XP Race día 1: Travesía del estrecho de Menai, la costa norte de Gales y la bienvenida al Snowdonia


El lunes día 11, el despertador sonó muy temprano. La noche había sido lo más larga posible, y el descanso con los nervios de la carrera había sido mínimo. A las 6 de la mañana nos plantamos en el buffet de desayuno del hotel, una última comida caliente a base de huevos, beicon, salchichas y las inglesas “baked beans” para llenar de gasolina el depósito. El tiempo pasó muy rápido, y al cabo de una hora teníamos que estar ya en la salida para recoger los GPS, las fotos oficiales y salir a las 8 en punto.

Los momentos previos a la salida, soledad y concentración
La salida de la carrera, en el precioso pueblo norte-galés de Caernarfon, se haría desde el interior del magnífico castillo de la ciudad, un castillo que seguro vivió mil y una batallas contra piratas y bárbaros conquistadores en sus tiempos de uso, pero nunca había vivido el inicio de una batalla tan peculiar como la nuestra. De salida, se harían 2 vueltas corriendo al pueblo, para después dirigirnos a la zona dónde los cayacs estaban aparcados, cargarlos con el material y empezar a remar en la primera sección en serio de la carrera.

Pero unos minutos antes saltó la primera sorpresa, el director de carrera, James Thurlow, hizo un llamamiento a los capitanes y nos reunió en el centro del castillo para explicarnos que la primera sección se tenía que acortar. La segunda mitad del cayac transcurría a mar abierto, y el día se había levantado con vientos muy violentos y olas de hasta 3 metros que hacían muy peligrosa la travesía. La organización había decidido que remaríamos hasta el muelle de Bangor, donde se acababa el estrecho de Menai y empezaba el mar abierto, y que allí nos informarían de como seguía la carrera. Personalmente odio no tener las situaciones bajo control, la incertidumbre me genera intranquilidad.
La sección 0, a modo de exhibición en el pueblo de Caernarfon, trataba de 2 vueltas al pueblo hasta llegar a los cayacs. Para perder el menor tiempo posible en la subida a la embarcación, decidimos ya vestirnos con la ropa acuática, neoprenos, pantalones impermeables, chaquetas, y aunque pasamos un poquitín de calor en los 3 quilómetros de carrera a pie, lo soportamos para llegar al cayac con más ganas de mojarnos.

Instantes antes a la salida en el bonito castillo de Caernarfon
Así pues, llegamos a los cayacs con el “pelotón”, y nos dispusimos a asegurar las mochilas y la bolsa estanca de equipo encima de las embarcaciones. Con la incertidumbre que nos depararía la segunda mitad de sección, como no sabíamos que es lo que pasaría, decidimos también cargar los carros para portear los cayacs, por lo que pudiera pasar, fuimos los únicos que lo hicimos, y tampoco hubiese sido necesario. La navegación consistió en la travesía de sur a norte del estrecho de Menai, saliendo de Caernarfon hasta Bangor. A primera hora de la mañana, la marea estaba en su punto álgido de plenamar, y realmente, con nuestra mentalidad mediterránea nos dimos cuenta de la fuerza del agua en un océano como el Atlántico, ya que la corriente de la marea doblaba las boyas a casi 45º de inclinación, y por supuesto, nos hacía volar por encima del agua.

Mantuvimos un buen ritmo, aunque desde el principio estuvimos pensando que éramos unos pésimos remadores (lo somos) y que el resto iban todos mucho más rápidos que nosotros, descubrimos al final que no lo hacíamos tan mal, o bien que la corriente nos había ayudado mucho, y que llegamos con equipos con buenos remadores, la cosa no había ido mal, y en menos de 2 horas nos plantamos en el muelle de Bangor.

Allí era donde nos tenían que informar, y nos comentaron que dirección de carrera había decidido que se debería acabar de completar la sección de cayac hasta Conwy con la bicicleta, sobre el mapa nos indicaron la ruta a seguir, un GR marcado de arriba abajo y llegar a final de sección. Así pues los temidos 40 quilómetros de remo se convertirían en unos 20 más 20. La parte de BTT fue muy bonita, subiendo ya las primeras colinas siguiendo el North Wales Path, y con unas vistas magníficas sobre la costa norte de Gales.

A las 4 horas y media nos plantamos ya en Conwy para disputar la sección especial de orientación por dentro del fantástico castillo y las murallas medievales circundantes, un entorno lleno de turistas que se sorprendían al ver a tantos equipos buscando las bases sportident para marcar su paso. Una sección de orientación rápida, ya que en 30 minutos exactos estábamos de nuevo en las bicicletas para seguir con el desarrollo previsto de la carrera.

Magníficas imagenes del equipo en la orientación por el Castillo de Conwy

Una vez aparcados los cayacs, tocaba la que debería ser primera sección de BTT (aunque realmente fuese la segunda),40 quilómetros con 1000 metros de desnivel entre Conwy y el Lago de Ogwen, en las primeras estibaciones del Snowdonia National Park.

El recorrido de la BTT transcurría en dirección contraria a la que había sido BTT inicial, pero unos quilómetros más al interior, es decir, con colinas algo más altas y las mismas preciosas vistas sobre la costa norte. En la parte final de la sección, cuando el recorrido se dirigía definitivamente hacia el interior, estaba situada la prueba especial del Zip World, que coincidía con el primer corte horario de la carrera. El Zip World, es según nos anunciaron, la tirolina más rápida del mundo, 2 quilómetros y medio en los que se llega a velocidades cercanas a los 160 km/h. La tirolina está situada encima de una antigua enorme cantera de granito, que con las dimensiones del agujero de extracción, hace que ni te enteres de la velocidad a la que bajas. Con 9 horas y 11 minutos de carrera llegamos pedaleando al Zip World (la puerta horaria estaba en 12 horas y media).

La vista des de la cima del Zip World
A pesar de llegar con mucho margen a la tirolina, había que tener en cuenta que acarreaba una pérdida de tiempo muy grande para los equipos del gran grupo. En primer lugar, porque era el punto dónde habría que cumplir la sanción establecida en el prólogo, los famosos 33 minutos que aprovechamos para comernos una pedazo de hamburguesa del chiringuito local, además de la lentitud en la cola de equipos para bajar. Había que remontar andando unos 3 quilómetros hasta la cima de la tirolina para después bajarla en pocos segundos, junto con la penalización de tiempo, estuvimos en el Zip World justo 1 hora y 59 minutos, imaginaros la lentitud! La pérdida de tiempo fue enorme y como veréis nos perjudicó en la resolución de la sección siguiente. Pero bueno, tocó disfrutar de la tirolina, volver a montarse a la bici, y llegar al lago de Ogwen al final de la tarde.


La siguiente sección se presentaba como una sección clave, un trekking de 40 quilómetros y 3500 metros de desnivel cruzando el corazón del Snowdonia National Park, pasando por las cumbres del Tryfan, el Glyder Fach, el Glyder Fawr, y el famoso Snowdon cima más alta de País de Gales, junto con el Yr Aran, el Cnicht y el Moelwyn Mawr, un buen número de cimas que, aunque la más alta no supera los 1085 metros de altura, se encuentran en una paisaje y entorno digno de la alta montaña.

Sabíamos que gran parte de este trekking se haría de noche, por lo tanto había que ganar tiempo y salir cuanto antes a por las montañas, y en la transición llegaron los primeros momentos de estrés y nervios. La subida hacia la primera baliza de la sección y primera cima, el Tryfan, debía hacerse por un recorrido obligatorio con pasos no equipados de grado 2 y 1, así pues todos nos apuramos a entregar el material para intentar pasar la parte técnica con luz del día, bien todos menos Raul, que como buen novato del equipo estaba aún en fase de aprendizaje y se llevó ya una de mis primeras broncas (lo siento Raul por todas ellas, pero te las merecías ;)) por tener que esperarlo durante unos minutos.

Finalmente salimos corriendo a toda prisa y conseguimos pasar los pasos técnicos con luz solar, fuimos el último equipo en hacerlo, y estuvimos seguros que los que venían detrás sufrieron de lo lindo! Una vez en la primera cumbre, había que progresar por la cresta hasta el siguiente control en el Glynder Fawr, y aquí descubrimos él porque habíamos fichado a Caroline para el equipo, conocía la zona y conocía muchos pequeños trucos que hacía nos ahorrásemos pequeñas grimpadas arriba y abajo que otros equipos hacían por ir siguiendo la cresta. Esto nos hizo ganar tiempo, y alcanzamos un par de equipos que iban por delante de nosotros ya con la noche bien entrada rodeados del encanto de andar por la montaña con las luces de los frontales.

El siguiente control se encontraba en la cima del Snowdon, un lugar emblemático en la literatura galesa. Es una montaña muy turística, hasta un tren llega a su cima, y todos los caminos que conducen a la cumbre están muy marcados y no tienen pérdida. Pero para llegar a estos caminos hay que desenvolverse orientando de noche. Las faldas de las montañas galesas tienen la peculiaridad de ser auténticas alfombras de hierba y en estas alfombras es maravilloso echar mano a la brújula y clavar los rumbos.

Una vez culminado el Snowdon, con ya 18 horas y 46 minutos de carrera (casi a las 3 de la madrugada), tocaba seguir cresteando hasta el Yr Aran, una montaña menos turística, y por lo tanto con un flanqueo mucho más lento y en el que teníamos que poner los 5 sentidos para no desviarnos de la ruta establecida, uuufff como lo sudamos!! Tardamos casi 2 horas en llegar a la cima, pero llegamos, y después tocaba bajar ya con las primeras luces del día.

La bajada transcurría por un auténtico laberinto de muros de piedra, riachuelos, y campos de helechos que nos llegaban a la cintura. Con las primeras luces del día, llegó mi tradicional bajón post-primera noche, el que ya me esperaba, y Alex tuvo que acarrear la responsabilidad de la orientación, cosa que hizo a las mil maravillas.

Una vez acabada la bajada llegamos al pueblo de Coed Craflwyn, perdido de la mano de Dios, y allí decidimos hacer la primera parada para un micro-sueño ya que Caroline y yo íbamos durmiendo. Fue un sueño corto y reparador, y en 15 minutos volvimos a estar de pie para seguir adelante después de la primera noche de carrera y las primeras 24 horas.

La parada por micro-sueño, las caras una auténtica postal